viernes, 18 de septiembre de 2009

REPRODUCCION DE LA ENTREVISTA A D. LUÍS ÁLVAREZ DUARTE

A continuación, reproducimos la entrevista que realizaron Andrés Manuel Marín Sánchez, Javier Grado Ponce, y Enrique Martin Ávila el día 30 de mayo de 1997 en la casa que Luis Álvarez Duarte tiene en Gines. El reportaje se incluyó en el Boletín Extraordinario de la Hermandad de la Amargura en el verano de 1997.




Luis Álvarez Duarte, autor de la Virgen de la Amargura nació en Sevilla el 22 de mayo de 1950 en el seno de una familia oriunda de Extremadura que se vio obligada a trasladarse a Sevilla por razones políticas. Aquí se hicieron cargo de una huerta de las proximidades del barrio de la Trinidad.


Boletín Amargura: En una familia sin antecedentes ni cofrades ¿cómo te viene tu vocación artística?
Luis Álvarez Duarte: Desde que yo recuerde, desde antes de mi Primera Comunión, hacia unas virgencitas y cristitos simulando el paso de la Trinidad de misterio, que entonces me parecía maravilloso y sacaba las Cruces de Mayo con mis amigos. El día de mi Primera Comunión recuerdo que me llevé una reprimenda porque me llené de barro modelando.

B.A.: Háblanos un poco de la Virgen de la Amargura, titular de la Hermandad. ¿Es del año 1965?
LAD: Cuando la tallo es 1964, es anterior a la Virgen de Guadalupe, es junto a la Virgen de la Concepción de Palma del Río y a la Virgen de los Dolores de San José Obrero, de aquí de Sevilla, los ensayos que yo estoy haciendo, según dicen los estudios, para hacer después Guadalupe. Lo que pasa es que Guadalupe es para una hermandad de Sevilla y se forma lo que se forma porque yo entonces era un crio, pero yo la catalogaría como una virgen matriz de mi arte. La tallé en la calle la Feria de Sevilla, a un señor que se llamaba Pablo Carrión, tenía un negocio de colchonería y le gustaba “ayudar” a los jóvenes. Yo no vi ni un duro de aquella imagen.

B.A.: ¿Ese hombre era un anticuario?
LAD: Era un poquito, en el sentido de la palabra, un chamarilero del arte. Cuando decimos chamarilero nos referimos a un compraventa del arte cofrade. A muchos artitas consagrados en aquella época le encargaban Macarenitas y Cristos. A Buiza, Eslava, Sebastián Santos, pero ya, a otro nivel. Yo entonces era un crío y con la merienda me conformaba, con tal de trabajar no me importaba el dinero a pesar de que me hacía falta.

B.A.: ¿En qué te inspiraste para hacer el cartel del Cincuentenario?
LAD: Son las cosas del arte, me puse a solas a pensar, igual te puedes llevar un mes pensando, y después, en cinco minutos te vienes. Y pensé que eran dos imágenes marianas y un Cristo Yacente. Puse a la Virgen de la Soledad como si fuera una piedad, no lo es, pero la voy a poner como si fuera una piedad, y luego, el Cristo de Humildad y Paciencia y la Virgen Amargura. También puse una candelería encendida que para mí es el símbolo de que hay luz, hay vida, que hay hermandad a lo largo del tiempo. Eso lo pienso además de como artista, como cofrade, porque si yo no fuera cofrade, podría hacer una cosa más perfecta, pero el sentimiento cofrade y creyente es mucho. Esas cosas salen porque se siente. De nada hubiera servido poner dos caritas muy terminadas, muy relamidas, que lo puedo hacer, lo importante es la creatividad y la composición. La prueba la tenemos en Dalí, que era un dibujante maravilloso, pero no tenía perspectiva ninguna, y eso es lo peor. Poner dos caritas de la virgen hubiera resultado bonito, von dos orlitas, pero pienso que estamos en el año 2000 y dentro del estilo nuestro cofrade y barroco, hay que hacer una cosa más suelta, que se note lo avanzado. Algo que no está muy visto. Estamos hartos de ver todo muy coloreado, muy terminadito, muy bonito, y yo prefiero un dibujo que incluso una pintura, y si es de un escultor, más todavía.

B.A.: Hace doce años te trajimos a la Virgen, ¿tú no sabias donde estaba exactamente esta imagen?
LAD: Tenía una remota idea pero no la sabía. No me dijeron donde estaba porque era un crio. Eso no se debe hacer a un artista, es algo muy cruel. A mi me dio una gran alegría cuando la vi. A muchas personas les parece que lo único importante es lo que esta en la capital, en Sevilla, pero eso no es. Para mí puede estar en lo más recóndito, es mi obra, y yo pongo todo mi interés, el mismo entusiasmo y el mismo afecto. Es como si tienes dos hijos y se casan y se te marcha uno a América y otro está en Sevilla. Por eso el de América no lo vas a querer menos que al que tienes aquí.

B.A.: Cuando la vimos por primera vez estaba en un comercio en Sevilla, en la parte de arriba, con un capote de paseo de torero.
LAD: SÍ, y después la vistieron con ropa de la Virgen de Todos los Santos y una diadema de la Virgen de las Penas de Santa Marta.

Otra cosa que quería decir es que las manos son mías. Antes no estaba muy seguro, pero ahora que las he analizado sí lo estoy. Recuerdo que querían ponerle unas manos muy grandes pero no me gustaron, y le tallé unas manos que son las primitivas mías. A la Virgen de Guadalupe se le cambiaron las manos, se le hicieron unas manos nuevas después en los años 80. Estas manos, cualquiera que estudie un poco de imaginería y vea el modelo de mis manos de ahora y el de éstas, verá que tienen el mismo corte, que son la raíz de la que estoy haciendo actualmente

B.A.: De tu obra en Sevilla ¿cuál es la que más te gusta?
LAD: La que haga próximamente. Cada imagen guarda. Guadalupe me ha dado salud para verla bendecida veinticinco años, hace poco, y este año, la Virgen del Patrocinio hace 25 años que se bendijo, y eso es un placer, como lo es el haber visto una imagen mía coronada canónicamente, la Virgen del Rosario de Córdoba.

B.A.: ¿Qué trabajo estás haciendo ahora?
LAD: Estoy tallando una virgen para Cuba, que será la primera dolorosa sevillana que va a haber en Cuba. La bendecirá el Papa cuando vaya a la Catedral de La Habana. También estoy haciendo una virgen para Málaga, otra para Almería y trabajos de restauración

B.A.:
El día 26 de julio te esperamos en Constantina
LAD: Si Dios quiere no vamos a faltar y solo esperar que haga buen tiempo.